Qué bonito artículo de Ramón Lobo en torno a la esencia del periodismo: No puedo pensar a la velocidad del AVE.
«Creo que las enfermedades de la mente están en las personas no en sus obsesiones, pero es cierto que con tanta velocidad de acción perdemos la profundidad de la reflexión. Yo reflexiono (aunque tengo días) y eso es bueno para los blogs y para los libros. Me cuesta escribir libros porque no encuentro tiempo, no tanto para pensar sino para desarrollar lo que pienso. Es un problema de organización, y de pereza. Cuesta sangre arrancar palabras y situarlas en un espacio en blanco. Cuesta enfrentarse a uno mismo en medio de tanta tormenta. Pero la tormenta da de comer.
Leo a Kristof que twitea, escribe columnas y toca las pelotas a los dictadores que es una excelente ocupación para un periodista que viaja entre revoluciones. No creo que el columnista del diario The New York Times sea un jovenzuelo adicto a los iPhones ni un carcamal que aun cree en el papel. Es solo un periodista muy bueno que se aprovecha de las herramientas a su alcance.»