Me encantan estas reseñas de Javier Avilés en las que reflexiona sobre una obra sin, aparentemente, hablar apenas de ella. En esta ocasión se refiere a Henry James y su Otra vuelta de tuerca.
«En 1892 James publica La lección del maestro donde (aparte de la mejorable traducción) coincide en la ambigüedad de lo relatado. Porque la vuelta de tuerca que propone el autor nos sitúa en la disyuntiva de aceptar lo que hemos leído como una historia de fantasmas y maldad sobrenatural o bien no hacerlo y asumir que estamos ante el relato desquiciado de una mujer, la narradora, terriblemente perturbada. Y las dos opciones simultáneamente son compatibles y válidas.
La estructura de la novela consta de un preámbulo en el que se nos pone en antecedentes y del relato en sí, escrito en primera persona por la institutriz en forma de diario escrito al mismo tiempo que los hechos que narra. La dificultad para conseguir dicho diario y la forma en que finalmente se realiza su lectura, siguiendo la estructura clásica de la historia de fantasmas, sirve para predisponernos a su veracidad. Pero al mismo tiempo se vierten ciertos detalles sobre la personalidad de la narradora y sus circunstancias emocionales que justifican hechos de la historia pero nos inclinan hacia el escepticismo. ¿Esa duda sobre la veracidad de la narración hubiese funcionado igual en caso que el diario hubiese estado escrito por un hombre? Me temo que no, aunque sea incurrir en tópicos decimonónicos. »