Lo interesante de La caída del muro árabe está en su segunda parte, donde despliega las distintas variables y fuerzas en tensión que provocaron el vacío que van a ir dejando poco a poco los sátrapas del mundo árabe. Un artículo de Fawaz A. Gerges.
«La nueva intifada árabe se nutre principalmente de preocupaciones y agravios internos (el trabajo y las libertades) y no de sentimientos antioccidentales de política exterior. A diferencia de los manifestantes de la revolución islámica iraní a finales de la década de 1970, ni los egipcios ni los tunecinos queman banderas estadounidenses e israelíes, ni tampoco culpan de su suerte al imperialismo occidental.
Tampoco los clérigos y los mulás son los motores de la agitación social que se ha apoderado de los países árabes. La punta de lanza de la revuelta contra el opresivo statu quo es una clase media acuciada por los problemas. Aunque fragmentada y sin coherencia ni unidad, la oposición está formada por una variopinta coalición de hombres y mujeres de todas las edades y todos los colores políticos, incluidos centristas de tendencias liberales, demócratas, izquierdistas, nacionalistas e islamistas.»