Sugerente resulta la lectura de Del lucro al tiranicidio, artículo en el que Ramón Buenaventura plantea algunas incoherencias o paradojas de las democracias, a las que opone la legitimidad de los derechos civiles. Un poco lioso, mejor que lean.
«Estado de Derecho es precisamente la noción clave en esta confusión : hay algo anterior, una conditio sine qua non de la Democracia : que el Estado se conforme en torno a unos principios que impongan, de modo terminante, las normas inamovibles (o muy difícilmente movibles) de la convivencia : los Derechos Civiles, por llamarlos de alguna manera. Su presencia y cumplimiento, y no el apoyo popular (que siempre puede apañarse) es lo que mide la legitimidad del Estado. Los Estados norteafricanos no son legítimos porque no declaran y aplican los derechos de sus ciudadanos, no porque no se practique con la debida asiduidad el refrendo democrático llamado elecciones. Lo que pasa es que, hoy por hoy, no existe tribunal que valore esta legitimidad.»