Estupenda crónica de Óscar Gogorza de la conquista del por parte del alpinista italiano Simone More recuperando un alpinismo más puro y auténtico: Simone Moro tumba un mito del himalayismo.
Su filosofía es tan honesta como sencilla: “No quiero vender como una gesta lo que no lo es”. La cordillera del Karakorum, situada un poco más al norte que Nepal, sufre temperaturas sensiblemente inferiores y vientos mucho más violentos, lo que explica que todos los intentos se hubiesen estrellado hasta la fecha. El propio Moro pasó dos inviernos seguidos en el Broad Peak, dos meses cada vez, sin apenas opciones de cumbre, y en su mejor intento renunció a 7.800 metros: “Tenía la cima a mano, pero se me hubiera hecho de noche en el descenso y habría muerto”, resumió entonces. Moro podía haberse hecho rico y más famoso aún en Italia si se hubiera dedicado a coleccionar ochomiles en primavera o verano. Pero no le interesaba ni lo uno ni lo otro. En cambio, deseaba con todas sus fuerzas hacer historia, ir donde nadie había ido, experimentar lo que a estas alturas parecía absurdo, por imposible. El tiempo le ha dado la razón.