Apunta Miguel Moliné Escalona el esperpéntico caso de la creación de un sistema de patentes europeo, en el que todo parece indicar que España se va a quedar fuera y que sigue sin resolverse tras 25 años de existencia del organismo: Patentes y español.
«Desde hace más de 20 veinte años, la Unión Europea negocia sin éxito la creación de una “patente europea” cuyo objetivo sería la de crear un sistema más ágil y menos costoso que el actual. Todos los intentos han fracasado por la oposición de varios países, entre los que se encuentra España, a crear un registro que no incluya sus respectivas lenguas. Una de las consecuencias negativas de este hecho sería, por ejemplo, que una empresa española debería defender sus intereses ante la Justicia en una lengua distinta al español.
Antes esta situación, y bajo el impulso de Francia, hasta diez países han decidido utilizar un procedimiento especial llamado “cooperación reforzada” para evitar el bloqueo y avanzar en el asunto de las patentes. Básicamente, consiste en un acuerdo entre varios países sobre una materia concreta que solo compromete a los firmantes y que, por tanto, deja fuera al resto. Como es obvio, la utilización de dicho mecanismo debe cumplir determinadas condiciones.»