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El Sáhara, entre la dignidad y el olvido

Es indudable que hay conflictos de primera categoría, de segunda y de tercera. En símil futbolístico un partido de tercera está lleno de patadas y golpes y mal fútbol, y el árbitro pita poco y mal y con cuidado de que la grada no se le venga encima: El Sáhara, entre la dignidad y el olvido, donde Óscar Gutierrez recuerda una tragedia olvidada por todos y da algunas de las claves de por qué nadie se mueve por la antigua colonia española.
Marcos Taracido | 10/12/2002 | Artículos | Derechos Humanos

Comentarios

  1. Irene
    2003-12-12 19:45 Bueno, yo soy amiga de los Saharauis, de hecho mi mejor amiga es saharuis, se llama Guahjba, me encanta escuchar como habla de su pueblo, de las ganas que tiene de que acabe todo esto y puedan volver a su pueblo, para que su abuela vea otra vez su hogar y ella pueda ver a sus abuelos paternos alli recluidos y digo recluidos pues de alli no pueden salir ni ella entrar a verlos, y claro la ilusion de ella por ver esa patria que aun no ha conocido. Ojala todo esto sea posible. Aunque veo que la ONU no hace mucho y la verdad no veo que solucione mucho, bueno, puede que atraves de ellos se mande comida a esas tierras que no estan en paz, pero deberia de mojarse un poco mas, tambien veo que España tampoco se moja mucho, quizas por el miedo a enemistarse con Marruecos (que lo veo logico hasta un punto, pues estas cosas a veces no tienen entendimiento) Un dia un amigo que es del PSOE me dijo, pues anda que con el PP en el gobierno van a ayudar a los saharuis, yo me quede atonita pues el PSOE estuvo 13 años en el poder y no hizo tampoco nada. En fin, creo y con mucha pena que nadie les va a prestar la debida atencion.
  2. salva
    2003-12-14 01:20 El otro día leí un cuento de mi hija de 11 años: Palabras de Caramelo, de Gonzalo Moure . Una historia sobre un niño saharaui y su camello. Este escritor cuenta que ama a ese pueblo, pero sobre todo a sus niños. Y da dos razones: son alegres, aunque no tienen nada, y sienten un profundo respeto por el mundo de sus mayores. En nuestra sociedad enferma, los niños no son alegres aunque lo tienen todo y tampoco pueden sentir respeto por el mundo de sus mayores, porque nosotros no podemos trasmitirles el respeto por una sociedad que no nos gusta.

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