Para transformar el mundo basta con traducirlo a matemáticas es un artículo de Antonio Martínez Ron sobre la figura y los inventos de Juan de la Cierva (el sobrino del inventor del autogiro), patentados todos ellos dónde se le permitía inventar: en Estados Unidos.
«Un breve vistazo al currículum de este inventor de 80 años basta para que los ojos se nos abran como platos. Su primer invento fue un registrador de llegadas para el hipódromo de la Zarzuela de Madrid, después viajó a Cuba para fabricar el primer helicóptero cubano, que Fidel Castro y el Ché Guevara le reclamaron en persona para sí, se trasladó a EEUU donde inventó el primer “descargador electrostático para helicópteros”, fundó la empresa Dynasciences, donde desarrolló el sistema de estabilización le valdría el óscar, se codeó con gente como Ígor Sikorsky o Richard Feynman, y vendió algunos de sus sistemas al Ejército de EEUU, que los usó para sus estabilizadores de tiro.»