Luis Manuel Ruiz habla de sus cuadernos, esos en los que ha escrito de todo, aforismos, ideas de novelas, bocetos de cuentos… de to. Los cuadernos.
«
Desde adolescente, para dejar inequívocamente claro que soy escritor (un señor profundo, serio y artístico que toma notas en una esquina del café), he llenado cuadernos de una caligrafía miniada. Ahora están a mi derecha, dispuestos aritméticamente en un anaquel de mi estudio: hay al menos una docena de ellos, de anillas blancas, negras o desnudas, con las tapas gastadas por los años y montones de papelotes desparejos sobresaliendo de entre las páginas. En esos cuadernos he consignado de todo: entrevisiones metafísicas que me han llegado en una tarde de niebla, metáforas que yo suponía sísmicas en el momento de anotarlas y luego se quedaban en un ligero vaivén, apuntes sobre algo leído al azar, de pasada o como de lejos; crónicas de visitas a ciudades que ya no serán las mismas, porque nunca visitarás dos veces la misma ciudad; citas, muchas citas, algunas memorables; aforismos, muchos aforismos, muchos olvidables; y proyectos: argumentos de novelas y cuentos futuros garrapateados a toda prisa, después de verter su veneno en mi imaginación durante un viaje en autobús o una noche de insomnio, mientras pensaba en otra cosa o simplemente me dejaba vivir. Miro esa colección de cuadernos y esto es lo que veo: la obra de mi vida. Todo lo que me queda por escribir. La masa bruta de mi literatura. Mi única, penosa justificación.»