En la Casa Real seguro que lo ignoran, pero si aceptasen el discurso que para el mensaje navideño del rey escribió Jaime Rubio seguro que la gente por fin se lo tomaría en serio: Las tradiciones navideñas del rey.
«Precisamente el otro día fui al banco a actualizar la libreta y querían que lo hiciera en el cajero. Que soy el rey. Y me decían, sí, majestad, pero para actualizar la libreta y sacar menos de quinientos euros todo el mundo tiene que pasar por el cajero. Y le dije, ¿no será porque ahora rey se escribe con erre minúscula? Y me dijo, no, no, por favor, pero le noté esa media sonrisilla burlona. Claro, ahora rey se escribe en minúscula. Exactamente igual que puto cajero de mierda.
Tuve que fusilar a ese maldito republicano ahí mismo. Suerte que en navidad siempre salgo de casa con mi pelotón de fusilamiento. Están ya mayores y se empeñan en usar unos trabucos de no sé cuál guerra carlista (la segunda, quizás), pero suelen acertar bastante, a pesar del mal pulso y la peor vista. A veces por casualidad, porque no creo yo que le acertaran a este hombre en el ojo simplemente por habilidad. No. No cuela.»