A veces odio profundamente la divulgación científica; sucede cuando borran buena parte de mis ilusiones de un plumazo: por ejemplo, con este artículo en que Javier Bilbao escribe sobre La imposibilidad física de humanos miniaturizados e insectos gigantes.
«ero si por un milagro de la física se hubiera logrado miniaturizar a una persona, ésta se encontraría con la desagradable sorpresa de que en su nuevo tamaño se ha vuelto sorda, muda y ciega. Así que difícilmente podrá huir de los insectos, gatos o aspersores de jardín que le amenacen. Una cuerda vocal, al igual que una de guitarra, vibrará en un tono más agudo (rápido) o grave (lento) en función de su distancia. El rango de audición humano está entre los 20 y los 20.000 ciclos por segundo. De forma que al ir reduciendo de tamaño la voz del miniaturizado iría haciéndose cada vez más aguda hasta hacerse imperceptible.
De la misma manera él perdería la capacidad de escuchar a esos gigantes dado que su tímpano cada vez más pequeño no podría captar las ondas sonoras en su longitud.»