Cuesta un poco entender adónde quiere ir a parar Anna Grau con este artículo, pero aún así es interesante su reflexión sobre aquellos que se van de rositas casi siempre. El club de los impunes.
«Ya sé que hay comparaciones que, más aún que odiosas, pueden parecer ofensivas. Y el caso es que a veces los extremos se tocan. Las memorias de Keith Richards (que le han sentado como un tiro a Mick Jagger) constituyen un monumento a la pasión musical pero casi nadie se las lee por eso. Huestes de lectores buscan más bien el secreto de la impunidad, casi inmortalidad. Como alguien que hace todo lo que está prohibido puede vivir para contarlo. Días antes de salir el libro al mercado saltó la noticia de que a otro satánico y casi de Carabanchel, Ozzy Osbourne, le habían detectado mutaciones genéticas que explicaban su sobrehumana resistencia a las drogas. Y declaró la esposa de Osbourne muy seria: “yo siempre he dicho que en el fin del mundo sólo van a quedar cucarachas, mi Ozzy y Keith Richards”.»