Gustavo Duch intenta explicar que son los mercados de carbono o comercio de emisiones, a raíz de la cumbre climática celebrada en Cancún. Un comercio caliente.
«¿Cómo funciona este comercio? La idea, como explica Larry Lohmann en La Jornada, es simple: “Si según las leyes europeas o japonesas se tienen que reducir las emisiones de gases, y si los países industrializados no quieren pagar los costos que ello implica, ¿por qué no hacer reducciones donde es más barato, en países como China o México? Entonces las industrias de esos países pueden ganar dinero vendiendo las reducciones al norte”. Efectivamente, la idea es simple pero perversa, porque el resultado final de esta operación aritmética es, la mayoría de las veces, cero y no se deja de contaminar. Es decir, la contaminación que se ahorra en un país del sur se genera en un país industrializado. Y cuando no es cero, es peor, porque no resta emisiones sino que las suma. El hecho de poder tener acceso a cuotas de emisión (que se compran y venden baratas) hace posible que muchas industrias contaminantes amplíen sus negocios sin adoptar las transformaciones medioambientales adecuadas.»