Xavier Bru de Sala atina en casi todas sus afirmaciones sobre la incompetencia política general española, pero sobre todo en centrar sus quejas en el máximo responsable y el más cobarde: Aznar: “Aunque sea incapaz de creer que comete errores, sí podría reblandecer su endurecida vanidad para entender que, admitiendo su escasa diligencia y la falta de preparación, no borraría su parte de culpa pero sí la humanizaría. Su deber es afrontar los palos in situ y admitir que los tiene merecidos.”
Fuel en la costa.