Es difícil explicar la enorme e inmensa importancia de Mario Monicelli para el cine italiano y mundial, para la comedia, para la dirección de actores, para todo lo que tenga que ver con el séptimo arte. Ayer se suicidó, a los 95 años. Aquí una entrevista de 2008
«P. ¿De dónde salían las historias?
R. Muchas eran reales, otras salían de libros, de cuentos que se oían, de historias antiguas. Pescabas de todas partes: sucesos, tertulias… Se inventó todo: el cine negro, el spaguetti-western, las series mitológicas… Éramos mil personas en total, siempre estábamos juntos, íbamos a los mismos cafés y restaurantes, y allí cambiábamos ideas y pareceres. Había fantasía y ganas de hacer cosas. El país era pequeño y había que inventar mucho.
P. Italia era entonces la vanguardia cultural de Occidente.
R. Durante 15 años fuimos el centro de la creatividad, duró un par de generaciones. De los cincuenta o sesenta a los setenta. Luego la creatividad pasó a otros. América, la nouvelle vague, el cine iraní… Estados Unidos renovó el star system, y como potencia industrial fue el primero siempre.»