Muy interesante. Juan Luis Chulilla pone sobre la mesa muchas de las dudas que tenemos algunos docentes sobre la introducción de los portátiles en el aula: dudas, no certezas. Tabletos y proyectores en el aula.
«Que no se nos olvide, cabalgamos sobre hombros de gigantes. Esta obsesión contemporánea por reinventar la educación obvia por completo que con los sistemas anticuados nació el Círculo de Viena, la Residencia de Estudiantes o, en general, la producción académica del siglo XX. Igualmente, la fascinación por esta ruptura educacional deja a un lado con ignorancia culpable todos los avances previos en educación, rompiendo con modelos que, siendo como eran previos a la digitalización del aula, apostaban más por el ser humano y el grupo cooperativo.
Sea como fuere, me parece que el texto, su estructura y contenidos, no han encontrado sustituto real para la parte del león del aprendizaje. Tampoco se inventa nada nuevo al sugerir que los textos nazcan en el centro y con participación de los alumnos. Lo único que aportan a este respecto las tecnologías digitales es el coste cero y herramientas de colaboración sin precendentes. Lo “único”, que siendo muchísimo, sigue bebiendo del arte previo tanto si se sabe como si no.
Por lo tanto, un dispositivo digital al servicio del aprendizaje debería estar centrado en el trabajo óptimo y productivo con textos. Como ya se puede hacer con esfuerzos nativos como Libertexto, la idea feliz que ofrece nuevas posibilidades para el texto bien enraizadas en lo bueno precedente. De libertexto hablaré más detenidamente en breve, cuando sea el momento.»