Simulación (la hace Federico Iarlori) de una Entrevista con Lev Tolstoi en el centenario de su muerte con declaraciones del autor ruso, útil para un primer acercamiento (o recordatorio) de su figura.
«Pero Ivan Ilich vio la luz y exclamó ‘¡Qué alegría!’”, continúa Tolstói como si leyese mi mente. “A mí pronto me ocurrirá lo mismo, y no sabes el alivio que me producirá. He visto el infierno con mis propios ojos varias veces. Cuando tenía veinte años sólo me importaban la fiesta y el juego. Después fui salvado por dos personas: mi compañero de profesión Ivan Turgueniev, que me sacó de las apuestas y me prestó dinero, y el escritor occidental Jean-Jaques Rousseau, que me mostró el camino correcto con sus palabras”. “Y luego vino la guerra”, digo. “Ocurrió cuando me debatía entre la vida y la muerte durante el sitio de Sebastopol, allí me decidí a abandonar mis vicios. Empecé a soñar con una sociedad mejor y el derecho de buscar la pureza vital como dicta la naturaleza. Incluso me convertí en vegetariano. No podía aguantar más sufrimiento, tampoco el de los animales. Lo dejé todo atrás. No me importan los lujos ni los objetos que tengo alrededor”. “Entonces usted ya era una especie de ecologista adelantado a su tiempo”.»