Algunos fragmentos de las cartas de Saul Bellow, premio Nobel de literatura, donde se ven partes del escritor que van más allá de las biografías. El alma de Saul Bellow.
A William Faulkner
Reno, 7 de enero de 1956
Me dirijo a usted para decirle lo que pienso de su propuesta (hecha, supongo, después de que yo abandonara el mitin) de que pidamos la liberación de Ezra Pound. “Mientras que el Presidente de este Comité”, afirma usted, “fue galardonado por el gobierno sueco y condecorado por el gobierno francés, el gobierno estadounidense encarcela a uno de sus mejores poetas”. Su manera de razonar es verdaderamente asombrosa. Usted, señor Faulkner, fue merecidamente honrado por dichos gobiernos. Pero usted, que yo sepa, no ha intentado derrocarlos ni denostarlos. Además, Pound no está en la cárcel, sino en un manicomio. De haber estado cuerdo se le habría juzgado por traición; si está loco, no hay por qué soltarlo simplemente por ser poeta. En sus poemas y emisiones radiofónicas, Pound predicó el odio a los judíos y llamó al asesinato. ¿Me está pidiendo que me sume a su iniciativa de honrar a un hombre que abogó por la destrucción de mi pueblo? No puedo ser parte de semejante iniciativa aunque en el extranjero se juzgue como una propaganda eficaz, cosa que dudo. En Francia lo hubieran fusilado. ¿Liberarlo por ser poeta? Poetas mejores que él han sido exterminados. ¿No vamos a decir nada a favor de ellos?