Qué bueno este extenso texto de Orfeo es punk sobre el dibujante de cómics Bill Sienkiewicz, uno de los autores más personales y diferentes dentro del cómic mainstream norteamericano. Bill Sienkiewicz y Stray Toasters.
«Con todo, la progresión de Bill Sienkiewicz todavía no se había completado, aunque sin duda necesitaba de un lugar adecuado donde poder dar rienda suelta a todo lo que llevaba dentro. Y ese lugar fue el subsello de Marvel Comics Epic, bajo cuyo cuño diversos autores tenían la oportunidad de publicar obras más personales, dirigidas en principio a un público más adulto. Fue además el momento en el que Sienkiewicz encontró al compañero perfecto, un Frank Miller que, a mediados de los ochenta, se encontraba en estado de gracia y vendría a firmar las que tal vez sean sus obras más consegidas: su etapa en Daredevil y, en especial, su Batman: The Dark Knight. Precisamente uno de los personajes que Miller creara en su etapa de Daredevil, la asesina ninja griega Elektra, sería la protagonista de una miniserie de seis números, la cual escribiría Miller e ilustraría Sienkiewicz: Elektra: Asesina. Frank Miller aprovecharía la libertad creativa de que al parecer dispuso, además de la bien ganada reputación que le brindaba su obra reciente, para escribir un texto bastante experimental reiteramos, dentro de lo que era el cómic yanqui “comercial” en aquel momento, aplicando ciertos recursos que, por lo demás, ya eran viejos en la literatura, como el stream of consciousness. Independientemente de los resultados a este nivel, lo que resulta ciertamente espectacular y convierte el cómic en memorable es el auténtico tour de force de Sienkiewicz, al que el formato permite el color directo y la historia todo tipo de experimentaciones con su estilo. Así, el realismo pictórico, el expresionismo, el cartoon, el dibujo infantil, el collage, cualquier cosa parece válida para ajustar su estilo a la narración, con unos resultados que, pasados los años, siguen siendo impresionantes.»
2010-10-22 10:55
¿stream of consciousness? Ah, lo que los licenciados en filología inglesa llamamos “monólogo interior” cuando hablamos español.