Pues hubo cambio de Gobierno, y serio. Y coincido plenamente con el análisis de Otis B. Driftwood: algunos cambios intolerables, varios molestos y casi ninguno necesario: Gobiernos de plastilina.
«El resto de cambios deja bastante perplejo, en especial al sacar a una buena ministra de Sanidad para meter a la Pajín, que no es buena en nada salvo en medrar dentro de su partido y asegurarse una paga jugosa cuando la retiren. Incluso aunque Trini tiene mucha experiencia en su nuevo cargo, por los años que se llevó en Cooperación Internacional, incluso Moratinos podría haber permanecido en el cargo tranquilamente. La desaparición de Igualdad, integrada dentro del nuevo ministerio pajinense y con Bibiana Aído de secretaria de Estado (suponemos que con las mismas competencias) supone una concesión a la caverna no sólo injusta, sino también inaceptable. Y todo porque el Gobierno no supo defender las políticas de dicho ministerio, muchas de ellas necesarias e interesantes, permitiendo que los neanderthales con columna o con escaño las ridiculizaran simplemente por ser Aído quien es.»