Rinzewind nos habla de algo que no es ninguna tontería: la importancia de que los científicos publiquen el código de los programas que hacen para investigaciones concretas. Un proceso que permitiría ahorrar tiempo y quebraderos de cabeza a posteriores investigaciones. ¡Enséñame el código!.
«Después de todo, el software programado a medida, y generalmente por uno mismo, no es sino una herramienta más con la que se analizan los datos. La única forma de asegurarse que el funcionamiento es correcto es permitir que se pueda revisar el código escrito, y eso normalmente es algo que no se puede hacer precisamente porque éste no se suele publicar nunca, tal y como dice el artículo de Nature. La excusa habitual es que este tipo de programas suelen hacerse para procesar un tipo muy concreto de datos de una forma muy determinada y escribir la salida de una manera muy particular, ejecutarse una vez y olvidarse para siempre. ¡Ay del pobre que le pase como fichero de lectura uno que contiene un espacio donde no corresponde y haga la llamada sin unos parámetros que no aparecen en ningún archivo de ayuda! Más: sin apenas documentación. Más: sin prestar atención al sangrado del código. Más: sin cuidar los nombres de las variables para mantener una coherencia. En resumidas cuentas: que es feo de mirar.»