La fagocitación del evento por los medios y los políticos nos estropeó a muchos lo que podía haber sido un día emocionante: la salida de los 33 mineros de la mina San José fue retransmitida como si de la boda de los príncipes se tratase. Ramón Lobo explica lo que apenas se podía oír ayer: las malas condiciones de trabajo habitual y la situación económica de la empresa: Minas y ganacias a cualquier precio e irresponsabilidad.

«La mina San José tiene acreditados 80 accidentes, algunos de ellos graves. En 2004 hubo un muerto y otro en 2006. Ese año, un segundo accidente causó 182 heridos. Las autoridades la cerraron en 2008 tras la muerte de un geólogo en una explosión. Los dueños fueron acusados de homicidio involuntario. El caso se cerró tras un acuerdo extrajudicial y el pago de una indemnización a la familia. Bohn presionó al entonces director del Servicio Nacional de Geología y Minas (Sernageomin) y logró la reapertura tras comprometerse a construir una ruta desde el refugio hasta la superficie. No lo hizo. Cuando se produjo el derrumbe, el 5 de agosto, los mineros trataron de salir a través de un túnel de ventilación. No lo lograron porque la chimenea de escape carecía de peldaños y solo cubría un tercio del camino.»