En GPS5/ Splice, o la crítica de la razón científica contrapone Juan Francisco Ferré Inception a Splice, encumbrando a esta última como la única obra de los últimos años que ha sido capaz de, parafraseando a Zizek, generar nuevas formas de la naturaleza que nos asombren.
«l contrario de Inception, Splice es una película de presupuesto modesto, no un alegato multimillonario en pro del totalitarismo cinematográfico. Como se ve en todas las pantallas, el cine es el primer arte totalitario de la historia. Lo quiere todo a toda costa. Todo el control, todo el dinero, todas las miradas y todos los espectadores. Esta voluntad de poder, relacionada con el ejercicio capitalista, es lo que Inception celebra a su manera banalmente espectacular. Un sueño totalitario que, como en un videojuego, se apropia de los sueños de todos los implicados y les impone sus exigencias y reglas. Lo que tienen en común ambas películas, sin embargo, corresponde a su abordaje de un aspecto simétrico, a cual más nocivo, del ideario del biólogo neodarwinista Richard Dawkins: en una (Inception), sería la teoría de los “memes”, esas “representaciones” despóticas de la realidad que monopolizan la mente de los humanos; y en otra (Splice), la genética “egoísta” que los reduce al papel de reproductores compulsivos.»