Lo que cuenta José A. Barrueco es muy sencillo pero también muy fácil de comprender y de indentificarse con el texto. Habla, simplemente, de cuando uno vuelve a los lugares conocidos para volver a rutinas antiguas y descansar de las presentes. Desfragmentación.
«En “Beautiful Girls”, esa modesta y entrañable película del ya fallecido Ted Demme, Willie Conway (Timothy Hutton) regresaba a su pequeña ciudad natal para asistir a una de esas reuniones de antiguos alumnos en las que los presentes suelen descubrir con resignación los zarpazos que les ha asestado el tiempo. Pero el reencuentro era sólo una excusa del guionista. Lo interesante consistía en la búsqueda del tal Conway, quien, casi rozando los treinta años, se debatía sobre su futuro: si seguir ejerciendo de pianista con talento y escasos ingresos, si casarse con su novia, si convertirse en alguien responsable o continuar en el tramo del eterno Peter Pan. Este regreso a los orígenes le permitía reencontrarse con sus amigos, con su familia y, sobre todo, con la ciudad donde creció. El hogar al que vuelves es un sitio en el que nada cambia (o lo hace despacio), en el que ya no importan tanto los problemas cotidianos. En la película, esos deberes y obligaciones eran eclipsados por cuestiones más banales pero más enriquecedoras para el ánimo: averiguar la identidad de esa desconocida que entra al bar de cabecera, enterarse de los últimos chismorreos entre quienes cometían traición conyugal… Pronto el pianista entraba en una espiral de rutina. Una rutina agradable en la que se emborrachaba cada noche con los viejos amigos, desayunaba en familia y hacía nuevos colegas. Algo del estilo a “Atrapado en el tiempo”, aunque sin la sensación de estar atrapado que consumía a Bill Murray.