Zapatero dice y los demás asentimos, Aguirre dice y los demás asentimos, arriba se dice y abajo asentimos. ¿Saben de primera mano cómo funcionan los liberados sindicales o simplemente son unos vagos porque así nos lo han contado? Coquevas cuenta la experiencia de su propia madre. Mi madre está liberada.
«Durante esa liberación se tuvo que poner al día de cantidad de situaciones laborales, ya que el Hospital Militar dependía del Ministerio de Defensa y la plantilla civil a nivel provincial no estaba formada únicamente por personal sanitario. Era tan dispar que iba desde personal técnico de mantenimiento, o de construcción aeronáutica, hasta quien se encargaba de tapizar las sillas de montar de la caballería.
La liberación implicó que pasara horas en reuniones, negociando condiciones laborales o reivindicando e intentando resolver irregularidades o injusticias. Reuniones que duraban horas, que excedían una jornada laboral normal y que requerían una preparación que no era posible hacer durante la jornada ordinaria. Así que ella llegaba a casa, se sentaba a trabajar y la mayoría de las noches tenía que arrancarla de la silla porque la cena se le enfriaba. Todo este trabajo tenía que compaginarlo con las obligaciones internas que implica estar en una organización democrática, lo cual supone participar en los órganos, realizar procesos electorales y demás labores, que también consumen tiempo. Por aquel entonces mi madre trabajaba unas 12 horas diarias cobrando únicamente su sueldo de enfermera.»