Nos da Gema Martín Muñoz una visión bastante diferente de la habitual sobre el islam y el mundo árabe, mucho más diverso y plural de lo que creemos: Mil y una realidades: entrevista con la arabista Gema Martín Muñoz.
«Además, se ve la realidad como si el islam tuviese a las mujeres ancladas en el tiempo, cuando el islam, como todas las otras religiones, tiene capacidad de ir absorbiendo los cambios sociales. Porque en esos países ha habido unas transformaciones demográficas y socioeconómicas muy importantes, de largo alcance. Las estructuras patriarcales en el seno de la familia se han ido modificando y desgastando, y las mujeres están asumiendo un papel distinto. Se detecta que la edad del matrimonio se está retrasando porque la realización de estudios superiores y el desarrollo profesional se están convirtiendo en uno de los objetivos fundamentales. También que los matrimonios pactados se van debilitando a favor de la libre elección. Todo esto va cambiando el papel de la mujer en el seno de la familia, pero también como ciudadana en la esfera pública. En general en los países árabes e islámicos –porque hay que integrar también a Turquía e Irán, que no son árabes pero están en la zona islámica y de Oriente Medio– las mujeres han entrado con fuerza en el sistema educativo y en el sistema laboral. El modelo de familia ampliada, en el que varias generaciones viven juntas en la casa grande, es un modelo en decadencia a favor de la familia nuclear, compuesta por el matrimonio y los hijos. Se trata de transformaciones que van a ritmos distintos según los países y, como nos ha ocurrido a todos, con las tensiones entre lo que cambia y lo que quiere permanecer. Esto implica que se viven muchas realidades, pero se está imponiendo el cambio, lo están imponiendo las sociedades al margen de los procesos jurídicos, ya que la evolución de la sociedad es más rápida que la de las leyes.
—_Eso pasa también en Occidente._
—También. Lo mismo pasó en España a la salida del franquismo. La sociedad ya había cambiado y las leyes iban décadas por detrás. Es importante entender que no es un proceso distinto al que hemos vivido en las sociedades occidentales. Lo que ocurre es que se está dando a otro ritmo.»