Qué precioso artículo de David Álvarez sobre la naturaleza de las carreras de fondo, del footing, y la escritura: El maratón que no corrí.
«No se puede llegar al final de cualquier modo. Es imposible trampear el trayecto y no pasar por todos sus puntos. Antes de proponerme el maratón, había completado una vez la mitad de la distancia, un año antes. Ahora, mientras me preparaba, corrí dos domingos seguidos esa misma mitad. Y fue exactamente como correr dos veces esa mitad. Sólo eso. No existen atajos. También por eso se toma el camino largo de la escritura: por descubrir qué hay al otro lado del deslumbramiento de una primera metáfora; por tirar del hilo, escarbar en un recuerdo, incomodarse, cansarse, caminar por el filo y recoger el resultado de palabras entreveradas de dolor. Es algo que sólo sucede al final, después de recorrer lo necesario para alcanzar ese final. Cualquiera puede acercarse el día de la carrera a la meta del Retiro. Pero, claro, eso no se parece a llegar allí después de los kilómetros de los meses previos y los de ese día. Como en el viaje, el destino se construye también mientras se alcanza.»