Daniel escribe este interesante texto comentando la querencia de los dos grandes bloques de la guerra fría —el soviético y el norteamericano— por el género musical en el cine durante los años cuarenta y cincuenta. El Líder que amaba los musicales.
«La coincidencia en la predilección por las comedias musicales por parte de los dos grandes bloques, enfrentados en la postguerra, no resulta extraña. No son pocas las concomitancias, y no solo en el terreno cultural, entre dos sistemas que por aquella época pugnaban por construir su hegemonía.
¿Será, entonces, el género musical, una herramienta propagandística privilegiada? Slavoj Žižek, alertaba en el documental The pervert’s guide to cinema [2006] sobre la amenazadora potencialidad persuasiva de la música, en tanto que movilizadora de nuestras pasiones internas. Esto es algo que Wagner debía ya conocer, tiempo atrás, cuando propuso el concepto de Gesamtkunstwerk [obra de arte total]. Tal circunstancia podría explicar, entonces, la relación entre el terror estalinista y los musicales. »