Pianista en un burdel lanza un furioso texto contra aquellos que intentan vetar la producción de productos de ficción con la excusa de la sensibilidad hacia los colectivos que pueden verse reflejados en los mismos. ¿Cómo te sientes?.
«Si hay un refrán que no falla nunca, es dime de qué presumes y te diré de qué careces. A toda esa gente que se parte la camisa por “el dolor de las víctimas” les importa un carajo ese dolor. Lo único que quieren es ungirse de superioridad moral. Sus gritos moralizantes me recuerdan a algunas escenas de La Lista de Schindler o de La Lengua de las Mariposas. Sólo veo en ellos a gente desesperada por demostrar una postura política, por certificar que están en el lado correcto.
Una vez quise escribir una comedia sobre un tipo que se hacía pasar por enfermo de cáncer para conseguir más clientes para su empresa. No me dejaron. Porque podía herir los sentimientos de los enfermos y familiares de enfermos de cáncer. Cuando dije que mi propio padre había muerto de cáncer, no les vi nada AFECTADOS. Ni les sirvió como argumento para defender la comedia, ni les importó un carajo cuáles habían sido mis sentimientos ante el cáncer de mi padre.
¿Me explico? El tema no es ése. El tema es “quiero quedar bien, y aquí tengo una manera facilísima: defender al indefenso, al que sufre, a la víctima”. Defenderla aunque nadie la esté atacando. Defenderla AUNQUE ELLA NO QUIERA.»