Un artículo que analiza la relación del régimen de Mussolini con la prensa, o más bien su casi fusión: El régimen de periodistas del Duce, de Pablo Sirvén.
«El silencio caracteriza a las dictaduras, pero en una dictadura encabezada por un ex periodista, rodeado de ex periodistas amigos, lo que imperó fue el parloteo, tan caro, por otra parte, a la idiosincrasia peninsular. Su menú era sencillo y no apto para estómagos delicados: malversación de la verdad, relectura constante de la historia y el presente en función de las necesidades del régimen en cada momento, aderezados por continuas consignas machacadas una y otra vez hasta el hartazgo para mantener en alto la “épica” discursiva del régimen.
“La prensa diaria -diagnostica Edward R. Tannenbaum en La experiencia fascista – fue el medio de comunicación más natural de los fascistas. En ninguna otra dictadura hubo tantos periodistas que hablaran tanto sobre tantas cosas. El Duce marcaba el tono del régimen con su continuo interés periodístico y este tono influía también en el Ministerio de Cultura Popular.”
Italiano hasta la médula, el fascismo lució siempre una exuberancia y desorden de los que careció el nazismo, su monolítico e implacable aliado.»