La retórica engola en exceso este texto de Rodolfo Alonso, pero sirva como recuerdo de la figura de Giuseppe Ungaretti, autor del que repasa su obra y ofrece una traducción de algunos de sus poemas: Ungaretti hoy.
«Aunque él mismo llegara a vislumbrar, y denunciar en su momento, como acabamos de ver, dolorosos síntomas de decadencia, la aguda experiencia poética de Ungaretti tuvo una temprana y calurosa recepción, no sólo en su país sino en la misma Europa. Los grandes críticos de la gran crítica literaria italiana percibieron entonces su inusitado alcance, su verdadera dimensión, desde un comienzo. Giuseppe De Robertis lo vio “poeta tan absoluto, tan esencial, tan incógnito”. Y fue Francesco Flora quien primero aludió a Ungaretti como hermético, un término de rica polisemia, acaso al mismo tiempo peyorativo y prestigioso, bautizando de ese modo a toda “una gran estación poética” de su lengua, que incluyó más tarde, como su único par, a Montale, y luego a toda una generación subsiguiente que, como suele ocurrir, no atinó sin embargo a superar ambas cimas. Hasta ese mismo contemporáneo ilustre, Eugenio Montale, aunque algo más joven no vaciló en afirmar: “Él solo, en su tiempo, logró aprovechar la libertad que ya estaba en el aire, los otros no supieron qué hacer con ella, y cambiaron de oficio o gimieron incomprendidos…”.»