El Camarada Bakunin critica con mucha ironía el nuevo modelo de cajero automático que va a sacar BBVA, o más bien los cajeros modernos en general, en los que sacar dinero cada vez es más lento y lioso. Los cajeros del futuro.

«Mi relación con los cajeros automáticos ha sido larga y desde muchos aspectos distintos. Primero fui usuario. Después me dediqué durante años a repararlos. Y más tarde a la programación de las respuestas de un host a sus peticiones, la instalación y pruebas del software local, e incluso la evaluación de distintos modelos para su posible compra. Y en todo ese tiempo —creo que— he aprendido un par de cosas sobre estas máquinas que nos han hecho la vida más fácil.

El concepto viejuno de cajero era una puta maravilla. Llámenme carca si quieren. Me la pela. Pero dejen que antes les cuente cómo es por dentro un cajero automático. El corazón de un cajero no es más que un PC. Al que se conectan una serie de complejos periféricos a través de puertos. Y un software que gobierna el conjunto. Eso es todo.

Los periféricos —salvo la pantalla y el teclado, de los que hablaremos después— han evolucionado muy poco en los últimos años. Ha habido leves mejoras en la parte mecánica para mejorar la fiabilidad de algunos módulos, pero son básicamente iguales que hace veinte años. Si acaso en algunas marcas las impresoras térmicas han reemplazado a las de impacto a la hora de entregar recibos al cliente —otra pésima idea de cara al usuario que explicaremos más adelante— y poco más. Los cambios gordos-gordos han venido en el PC y en la forma de interactuar con el cliente por medio de la pantalla y el teclado.»