El sapo, pequeña fábula moderna de Hellmuth Karasek sobre los electores y las elecciones.
«— ¿Ves a ese sapo que está ahí agachado?
— Sí —dice Juan.
— ¡Si te comes el sapo ahora, te doy un marco! — continúa Eugenio
Un marco, en el tiempo en que transcurre esta historia, era mucho dinero, especialmente para los campesinos suabos. Así que Juan hace de tripas corazón, reúne todo su valor, levanta el sapo y lo devora, y recibe el marco de Eugenio.
Los dos continúan andando en silencio; unos veinte minutos después, a eso de un kilómetro, encuentran a otro sapo gordo y repugnante en medio del camino. Juan, que se ha tragado el anterior, guiña un ojo a Eugenio, que acaba de darle por aquello un marco. Y le dice:
— Si tú te comes ahora ese sapo de ahí delante, te doy también un marco.»