Alejandro Pérez nos habla de Pitchmen, el extraño reality show norteamericano concentrado en el absurdo mundo de las teletiendas nocturnas. El Mad Men de los pobres.
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Además, la serie fue mal concebida en sus inicios, sobre el papel. Se grabaron 12 episodios durante un año y está claro que les encargaron más capítulos de los que podían abarcar. La temporada no daba para más de 10. Les pidieron episodios conclusivos, así que seguimos el proceso muy condensado de un par de productos cada vez, cuando pasan meses entre un diseño y un anuncio emitido. Para el episodio 8 ya tenían problemas, no trabajan tantos productos como para mostrar 26 en un año. Por eso, los últimos episodios son bastante más personales, incluso familiares. Graban anuncios de gente que conocen de antes y, gente enchufadam, como otros pitchmen que han inventado algo, o incluso familiares. Y este lado más personal nos lleva al último y triste imponderable:
Cuando les vi en Conan, literalmente me vendieron la serie. Probé a verme un capítulo y me encantó. Vi varios más. Y de pronto, una semana después, Billy Mays se había muerto.»