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Manual de instrucciones para las mujeres

Manual de instrucciones para las mujeres es la aportación gráfica que creó Diana Raznovich, desde sus entrañas, con motivo del pasado 25-N, Día Internacional contra la violencia de género. Su mensaje, resulta directo, motivador y posibilista. ¡Basta de violencia contra las mujeres!
Carmen Castro | 29/11/2002 | Artículos | Derechos Humanos

Comentarios

  1. Cayetano
    2002-11-30 03:32 No he podido ver el video al que señala tu comentario, quería haceros partícipes de unas palabras que oi en un programa de radio. Entrevistaban a Ramiro Calle en el programa de Pilar Socorro y a una pregunta sobre el tema de la violencia decía que, no se resuelve la violencia social, eso es un trabajo individual. En cada uno de nosotros hay una tendencia a comportamientos violentos y que no se trata de ir contra ellos sino de trasformarlos o sustituilos por actitudes o emociones constructivas y pacificadoras. Para esto puede servir el yoga, la meditación, el zen, o cualquier otra herramienta de autoconstrucción, entre la que incluyo la práctica de las artes. Ramiro Calle estaba en el programa para presentar y promocionar su libro. Y dijo algunas cosas interesantes hasta que fue cortado repentinamente por las señales horarias … Vinieron las noticias y despues nada. Era la segunda hora del programa y tocaba banalidad y famoseo. Esto de la violencia, es algo complicado de entender sino se mira hacia dentro. Esos conceptos de violencia de género o violencia terrorista, violencia lo que sea, en mi opinión enmascaran el verdadero problema: Somos violentos por naturaleza. Al igual que el miedo, la violencia, en muchos sentidos forma parte de una serie de elementos para poder sobrevivir, el miedo nos hace prudentes y la violencia nos sirve para proteger el territorio o para obtener los recursos que el enemigo retiene. Tratar a los otros de tal forma que no suponga hacerles daño requiere un duro aprendizaje personal, renunciar a poseer cosas o personas. No creo que las medidas contra la violencia resuelvan el problema. Es el pez que se muerde la cola. Gente como Ramiro Calle, Eneko Landaburu (higienista) y muchos otros, señalan que es cada uno de nosotros el responsable de sus actos, no solo la situación social. En todo caso por muchas medidas políticas, judiciales o sociales que se tomen, tengo claro que vivimos dentro de un modelo social donde la competencia feroz por acaparar los recursos (incluidos los recursos humanos) es un valor en alza. El éxito, dentro de ese modelo aceptado de hecho, implica ser no solo más fuerte que los otros, además se ha de ser extremadamente violento. Otra cosa es pensar que puñaladas, hachazos, sangre y vísceras es algo más violento que el andar especulando con el precio del café en una de las torres gemelas. Aunque es posible que el bondadoso broker, tambien, practique yoga o meditación zen. Contado o visto así, eso de la violencia no parece tan sencillo. Con todo eviten los juzgados y los jardines obscuros.
  2. Marcos
    2002-11-30 12:15 Sí, claro que somos violentos por naturaleza: pero somos los únicos que en la naturaleza practicamos la violencia entre sexos opuestos (y casi siempre en la misma dirección “macho contra hembra”): un perro macho muerde a un perro macho y nunca a uno hembra y una perra hembra ataca a una perra hembra y nunca a un perro macho (y digo esto con todas las reservas y generaliaciones posibles: seguro que alguien puede ponerme un ejemplo de especie que tiene por costumbre que el macho ataque a las hembras). ¿La razón de esto? La respuesta lógica es que esto tiene que derivar del hecho de diferenciación más evidente, al parecer, con respecto al resto de especies animales: la inteligencia. Lo mismo se podrá aplicar, digo yo, al resto de especialidades humanas: autodestrucción, destrucción del medio en el que vive y, también, la poesía o el sexo. La conclusión simple es que la inteligencia es un arma de doble filo que encuentro su lado más amargo cuando choca con los instintos animales que nos poseen: se produce un cortocircuito que no podemos domminar. La conclusión compleja que la den otros. Saludos.
  3. Carmen
    2002-11-30 15:28 En general no comparto el argumento biologicista, porque predetermina los comportamientos humanos al justificarlos por el “orden natural” sin tener en cuenta la interacción con “otros y otras”. Ahora bien, coincido en que por naturaleza somos diferentes, precisamente por nuestra capacidad de reproducción y las características fisiológicas asociadas a ello que nos clasifican en machos y hembras de la especie.También coincido con que poseemos un instinto natural común, que es el de la supervivencia y que asocio directamente con la agresividad que no violencia que cada quien lleva dentro. Pero es la forma de canalizar esa agresividad la que convierte este tema en una cuestión social. Porque es de la interactuación con “los otros” que aprendemos mujeres y hombres cómo relacionarnos y es en base a cómo desarrollamos nuestros instintos naturales que tenemos unos comportamientos y actitudes determinadas. Si la cultura social enseña a canalizar la tensión y energía (que se dan en la agresividad) en procesos creativos, aprenderemos a hacerlo; si la cultura social representa la auto-culpación, auto-limitación y auto-castigo como formas de liberar la agresividad, aprenderemos a hacerlo; si la cultura social nos muestra como vía de externalizar la agresividad la dominación de otros, aprenderemos a hacerlo. La violencia se da como práctica en que degenera la agresividad cuando es externalizada de forma limitativa, mutilante,aniquiladora, coaccionadora, excluyente y/o denigrante para el desarrollo humano; tanto cuando está dirigida hacia sí mism@ como cuando está dirigida hacia otr@s. Si hacemos un zoom sobre el significado de violencia, podríamos tener una visión más global: y entonces interpretaríamos por violencia tanto los actos que nos remiten a la agresión física, como los que afectan a la construcción de la identidad personal y a la posibilidad de interactuar en la sociedad (coacciones, exclusión económica y social, privación de derechos, minusvaloración,...) ... Y por eso, es una cuestión social. Y por lo tanto, el sistema de organización socio-política-económica incidirá en su reproducción o bien en su erradicación. Pues en esta línea, viene a resultar que este sistema cultural, que tendría aproximadamente unos 3.000 añitos de antigüedad – según Riane Eisler, entre otras- tiene un nombre, que es el patriarcado, y se caracteriza en sí mismo por ser un sistema de dominación, androcéntrico y jerárquico. Y por ello, históricamente se ha justificado socialmente la ausencia de mujeres de los ámbitos públicos, de la redistribución de la riqueza, del ejercicio de derechos; y se ha justificado también el menor valor atribuido a lo considerado como propio de las mujeres, incluídas sus propias vidas. A esto llamamos violencia de género, porque manifiesta la coacción, exclusión económica y social, privación de derechos y minusvaloración de toda una identidad de género ….. que de forma cuantitativa representa el 50% de la población. ... Y por ello, eliminar la violencia de género es una cuestión social; y por lo tanto, ha de ser una prioridad política. Y aún estando de acuerdo con que la eliminación de la violencia no es tarea sencilla, he de insistir en la posibilidad de actuar para su corrección, pero no sólo desde medidas paliativas, sino fundamentalmente desde la prevención y la inversión social en referentes alternativos de futuro. Y esto, como no también atañe al necesario cambio personal, que cada quien ha de valorar. Nos seguimos leyendo, Un saludo, :o)
  4. Cayetano
    2002-12-01 02:27 Me ha tocado vivir muy de cerca un par de casos. En uno de ellos el ataque se realizó en grupo. Del conocimiento y vivencia de aquello muchas de mis ideas sobre la naturaleza humana, sobre lo social, la política, etc. cambiaron. Fue un shock, luego investigué por mi cuenta, o me informé. Mi percepción del problema es diferente, mi explicación o interpretación me sirve a mí. Mi reacción primera fue pensar aquello de contra la violación castración hasta que me di cuenta, con odio no se puede vivir. Odio contra las manadas de individu@s, porque son cientos y cientos, que consideran a los otros simples objetos para su propio consumo y placer. No solo en lo sexual, no solo porque sean mujeres, no solo porque sean niños: Hay algo en nosotros, en un fondo obscuro que no funciona muy bien. No justifico nada porque la violencia o agresividad sea algo biológico, lo que señalo es que no creo que las imposiciones legales o recomendaciones educativas resuelvan nada. Que existan leyes y programas que pretendan proteger a unos o a otros no implica que realmente estén protegidos. Por muy horrible que pueda parecer, en cada uno de nosotros hay partes obscuras que pueden aflorar en cualquier momento. Lo que señalo es que, quizás, haya que desplazar esas obscuridades con algo tan sencillo como la luz. Pero primero habría que exponerse a conocer cuánto de diabólico hay en cada uno y como señalaba Ramiro Calle, no ir contra ello sino transformar esa energía en algo positivo. Ocurre que los problemas empiezan cuando alguien decide una metodología aplicable a todo el mundo. Desde mi modestísima posición, creo sinceramente que eso que se llama violencia de género es un síntoma de una enfermedad mucho más grave. Podemos poner todos los parches que quieras en un globo mal fabricado, al final reventará por otro sitio. Mi propuesta es sencilla, el otro es sagrado tanto como uno mismo. Si nos descubrimos como únicos, grandes y hermosos los otros tambien pueden serlo o llegar a serlo. De ahí que me haya interesado el zen, el yoga, o San Juan de la Cruz. Pero repito, es una opción que me sirve a mi, no es ninguna receta universal, de lo que infiero que cada uno ha de buscar la forma de convivir con sus propios demonios, domesticarlos o transformalos. La pregunta es: ¿De que herramientas dispone la gente para afrontar este trabajo personal?. Muy pocas, están ocupados en alimentarse ellos y al Estado, que al parecer está obligado a tomar las medidas oportunas.
  5. Carmen
    2002-12-01 23:24 Estamos de acuerdo Cayetano, sobre todo en lo de que con odio no se puede vivir, y en que hemos de partir del respeto y total reconocimiento a “el otro”. Me parece muy válido a la vez que necesario el iniciar el cambio desde la individualidad hacia la colectividad; pero creo que al mismo tiempo hay que abrir posibilidades de cambio colectivo … a través de la educación, los procesos de aprendizaje, el papel de los medios de comunicación ….. y de la política. Un saludo, Carmen :o)

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