Joel Franz Rosell escribe un texto bastante farragoso pero con algunos puntos de interés sobre la literatura infantil, en particular sobre lo que él llama “literatura infantil de autor”. La doble vida de la literatura infantil.
«Así como existe un cine de autor, existe una literatura infantil de autor, que burla las normas genéricas y desdeña las condicionantes psico-pedagógicas, que revoca todo código unívoco y estricto empeñado en impedir la libre expresión de la personalidad y a pasteurizar la creación, despojándola de las convicciones y manías, de las utopías y caprichos, de las anécdotas íntimas y alucinaciones persistentes de ese adulto inevitable y lleno de cicatrices que es el escritor (de las cicatrices y manantiales del lector, prometo ocuparme algún día).
Simplificando, podríamos decir que cuando la necesidad de expresión se impone estamos ante literatura de autor y cuando la voluntad de comunicar predomina, resulta una obra de género. Trátese, dicho sea al pasar, de un escritor de niños o de un escritor para adultos.
La literatura de género tiene gran importancia en el desarrollo horizontal de la literatura, en la explotación de variantes genéricas y estructurales, en el cartografiado de las problemáticas sociales e íntimas que engrosan el fondo ideo-temático, y de los espacios objetivos y subjetivos que enriquecen paisajes y atmósferas. Numéricamente, la de género constituye la base de la actividad editorial y del consumo lector, transformándose en un aluvión que sustenta la creación de vanguardia (ésta sobrevuela las montañas de literatura de género, pero anida en las cumbres de la literatura de autor).»