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Crisis y liderazgo femenino

Tiene sentido, lo que no significa que sea magnificable: la testosterona domina a los que dominan la toma de decisiones financieras, así que estas estarían dirigidas por ese afán de mearse en los pies de los otros: Crisis y liderazgo femenino, de Antoni Gutiérrez-Rubí.

«Y no sólo pueden reparar los daños o evitarlos, en la concepción más paternalista y androcéntrica de nuestra cultura empresarial, sino que el liderazgo de las mujeres en la alta dirección financiera es garantía de buen gobierno y buenos resultados. Hay presidentas o primeras ejecutivas de bancos, como Ana Patricia Botín en Banesto o como lo fue Zoe Cruz en Morgan Stanley, pero todavía ninguna mujer ha gobernado ninguno de los bancos centrales más importantes del mundo, sean entidades clásicas e históricas como el Banco de Inglaterra o de nuevo cuño como el Banco Central Europeo (BCE).

Debemos ir mucho más allá si se quiere, precisamente, mejorar la rentabilidad a través de la igualdad en todos los niveles de la organización, como han podido comprobar en forma de cuentas de resultados aquellas empresas del Ibex 35 que intentan cumplir con los planes de igualdad —que sugieren los Códigos y obligan leyes, como la Ley de Igualdad de 2007— y que son las más rentables.»

Marcos Taracido | 25/08/2010 | Artículos | Feminismo

Comentarios

  1. Cayetano
    2010-08-25 14:29

    Ya se que el mundo no gira en torno a mi experiencia personal. Sin embargo cada vez tengo más fe en ella. Conozco a tres mujeres que tienen en común haber cursado derecho mercantil, dirigen o han dirigido empresas y hasta donde se y me cuentan no se diferencian mucho de los hombres. Si más mujeres no acceden a la élite financiera (y hay unas cuantas) es cuestión de capacidad.

    Primero es un mundo lleno de hijos/as de puta/to (tengan pito o coño es irrelevante), tienen que renunciar a su vida personal (sencillamente no existe) y a una educación moral “buenista”.

    Nunca me he creido que las mujeres aporten algo nuevo o diferente al infierno de la economía global, digo la real. Si quieres participar en el circo de la codicia infinita has de aceptar las reglas. de la misma forma que para aprobar un examen en IE Business School has de pasar por el aro y convencer a unos hijos de puta de que tu tambien perteneces a la casta.

    Obviamente puedo estar equivocado, pero dios me libre de una mujer (o un hombre) que haya pasado por mil y un filtros para llegar a determinados puestos.

  2. Carlos
    2010-08-25 16:07

    Exactamente, Cayetano; el poder es el poder; hay formas de acotarlo y mantenerlo dentro de unos límites no demasiado dañinos, pero desde luego no se diferencia por dicotomías tan simplistas como masculino-femenino, que a todo esto es, precisamente, el eje del machismo tradicional.

    Por cierto, la apelación de Gutiérrez Rubí a los pecados capitales tiene su punto. Al afirmar que la avaricia es muy varonil (ergo, poco “femenina”), se sitúa a la derecha de los profetas de la Torá.

    Carlos

  3. Marcos
    2010-08-26 12:50

    Supongo que tenéis razón, pero quizás eso sea un cambio: quiero decir que quizás la mujer que quiera triunfar necesite actuar “como un hombre” para que la dejen llegar hasta ahí arriba, o sólo lleguen aquellas que actúan como hombres; hay una evidencia y es que nos educan de manera distinta, y eso tendrá que reflejarse de alguna manera.

    Saludos

  4. Cayetano
    2010-08-26 13:31

    El término triunfar es algo complicado, si por triunfar entendemos cumplir nuestras expectativas de futuro hay muchas formas de realizarse. Por lo general, en este contexto de banalidad, triunfar es una cuestión de grado. Es decir eso que llaman “carrera profesional” y ésto es algo que nada tiene que ver con ser hombre o mujer.

    Para ser “mejor” y alcanzar un status hay que competir y en esa competición el sexo es del todo irrelevante, es más: Utilizar argumentos sexistas solo sirve para justificar el fracaso utilizando elementos exógenos (la culpa es siempre de los demás)

    No creo que exista algo como “pensar como un hombre”. Por poner un símil, un guerrero/a gana o pierde en tanto que anula por completo a su contrincante y lo hace por ser más hábil o más fuerte.

    Si consideramos, en España, que la mujer no lleva ni 50 años accediendo a niveles superiores de formación y viendo su rendimiento y los porcentajes actuales creo que se ha avanzado mucho (no digo que mejor ni peor). Aun falta mucho para que el número de mujeres formadas tenga una masa crítica suficiente donde un pequeño sector (como ocurre entre los hombres) estén preparadas y sean lo suficientemente amorales para alcanzar un status superior.

    Pertenecer a las élites no es una cuestión de sexo. Ni de parecerse a los hombres o las mujeres. Esa es mi opinión, pero puedo tener otras :-)

  5. Carlos
    2010-08-26 22:28

    Cayetano resume bien esta cuestión (y otras, de paso) en esta frase: «no creo que exista algo como ‘pensar como un hombre‘». Y es verdad, no existe tal cosa. Nunca ha sido una cuestión de hombres y mujeres, ni mucho menos de masculino/femenino, sino de formas de ejercer el poder dentro de un modelo de sociedad y de cultura, que siempre es muy concreto, muy tangible.

    En todo caso, también creo que todo se vería con más claridad si recordáramos que el poder no apela tanto a la condición humana (salvo por el intento colectivo de controlarlo, de acotarlo) como a la animal. Cualquier depredador, macho o hembra, depreda tanto como puede en su contexto; cualquiera intenta eliminar a la competencia; cualquiera aprovecha sus ventajas competitivas, etc., etc., etc. Pero en fin, si alguien cree que las hembras son más justas y pacíficas que los machos por definición, que pruebe con su cuello y aprenda en carne propia ;)

  6. Aloe
    2010-08-29 21:49

    “Más justas” no tiene por qué, y seguramente no lo son. “Más pacificas” parece un hecho empírico comprobado.

    Aproximadamente el noventa por ciento de los hechos violentos los cometen hombres.
    No sé si esa proporción es maś baja en los países donde hay mayor igualdad desde hace más tiempo, pero no es mucho más baja en cualquier caso. Puede ser que sea en gran parte cuestión de educación y cultura, y puede que no. No creo que pueda decirse una cosa u otra.

    Por otra parte, las cuestiones del “Estado del bienestar” (infancia, educación, sanidad, dependencia de mayores y discapacitados) son importantes en la realidad política (no tanto como deberían, desde luego) coincidiendo en el tiempo con el acceso de las mujeres a ser electoras. y en el espacio con los lugares donde desde hace más tiempo tienen un estatus social relativamente más alto. Puede ser casualidad, porque “correlación no es causalidad”, pero sí parece comprobado que las motivaciones para el voto varían (no mucho) entre los y las votantes.

    No son pruebas definitivas de lo que se defiende, desde luego. Es bastante cierto que el juego tiene sus reglas, y los jugadores no pueden cambiarlas.


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