Artículo de Elba Pérez sobre Brassaï, el fotógrafo húngaro paseador de París de cuya maestría se puede uno hacer una rápida idea visual echando un vistazo en Google. Brassaï, genio y figura.
«El Brassaï del París nocturno obtura la tardía llegada del húngaro a la fotografía. La necesidad no hace maestros pero estimula aprendizajes. Nacido en Transilvania (Brasso, 9 de septiembre de 1899), Gyula se enroló en el éjercito durante la Primera Guerra Mundial. Estudió Bellas Artes en Budapest y Berlín, donde trató a Kandinsky, Kokoschka y Bartók. Excelentes antídotos antiacadémicos que tuvieron consonancia en Brassaï. Llegó a París y se mantuvo malamente como periodista en su lengua natal. Acompañaba las notas con fotografías de su compatriota, el rumano André Kertész, nada menos. Grabador, caricaturista, diseñador de textiles, más tarde ayudante de filmación, entre otros oficios, Brassaï tuvo lances de picaresca laboriosa para sobrevivir. Al filo de la madrugada, afinaba la pupila, medía distancias con un prosaico cordel y se servía de la luz de las farolas y de los autos para capturar en forma impagable la entraña de la ciudad. Obra para sí, trajinada tras largas horas diurnas mal pagas, sólo compensada por la compañía de otros flâneurs , los surrealistas. Ahorremos la nómina de poetas, artistas y chanssoniers que acompañaron sus marchas nocturnas. Eventualmente, la santa cofradía de disidentes le dio acceso a las revistas Minotaure , Verve y ¡quién diría! Vogue , Harper´s Bazaar.»