Con las teorías de la conspiración ando siempre con mil ojos, pero aún así hace reflexionar este breve artículo que escribe Carlos Alarcia González sobre los incendios forestales en Galicia. Arde Galicia.
«Cuando un bosque de eucaliptos se quema, arden las hojas y el ramaje fino, el tronco y ramas gruesas se tuestan por el exterior pero el resto permanece intacto gracias a la savia. Es un árbol sin utilidad maderera pues sus tablas no son estables y se abren fácilmente. Realmente solamente sirve para dos cosas: sus hojas como aromatizante (se recolectan antes de “las quemas”) y su madera para pasta de celulosa y aglomerados. Bien, cuando terminan los incendios se retiran los troncos quemados y se subastan a precio testimonial y… ¿sabemos quienes ganan todas esas subastas? A que sí… Ahora viene la pregunta del millón: ¿Por qué no se hace nada?»