Creo que hay un problema básico que es muy significativo de la condición del ser humano: no nos consideramos parte de lo ecológico, de la naturaleza; hablamos del Medioambiente en tercera persona, sin incluirnos, olvidándonos que nuestra naturaleza apenas sí se diferencia de la de una hormiga o un árbol.
Ignacio Ramonet, a las guerras
bélicas y a las guerras sociales suma la
Guerra ecológica, quizás la más letal, dañina y, sin duda, la que demuestra con mayor claridad la estupidez del hombre: “Es evidente que no conseguiremos aliviar al planeta sin un esfuerzo colectivo. Tanto en el Norte como en el Sur, ha sonado la hora de abandonar el modelo de desarrollo que hemos seguido durante siglos, para desgracia de la Tierra y de sus habitantes.”