Ya no hay ateos porque el dios Mercado nos convierte a todos en fieles. Eso al menos sostiene Blanca Álvarez en Baal.
«Primero, este dios sin rostro cuyo templo, creo, se ubica en el parqué de la Bolsa, donde ni siquiera tenemos permiso para entrar, nos exige que gastemos como si perteneciéramos a los suyos; después, nos llega la rebaja: paga nuestros errores y ponte a régimen alimenticio y laboral. Ni políticos, ni sindicatos, ni movimiento ciudadano que lo fundó. Todos quietos, contra la pared, las rodillas temblando y aguardando los nuevos mandamientos dictados por boca de esos sacerdotes con traje de lujo, cariacontecidos, incluso fraudulentos. Y nos piden más, como los faraones a los esclavos; como los sacerdotes aztecas a sus fieles, como los sacerdotes mesopotámicos requerían más vírgenes. Más sacrificio, más ajuste; menos derechos, ¡menos humos!»
2010-08-12 13:43
Solo un inciso para condimentar con laurel: Blanca Alvarez es una de las columnistas del diario por la que siento afecto y admiración.