Jorge Carrión habla de la relación de España con el concepto de “Oriente” y lo diferente que es de la relación que tienen otros países occidentales. Oriente en castellano.
«Viajando, y leyendo libros de viajes de escritores anglosajones, uno se da cuenta de que los circuitos culturales, económicos y simbólicos por los que se mueven internacionalmente los turistas angloparlantes están tan codificados que de algún modo son paralizantes. A estas alturas del siglo XXI, quizá la gran desventaja de los viajeros hispánicos (la tradición interrumpida) sea nuestra gran ventaja (la posibilidad de la invención). La irregularidad de nuestra tradición viajera nos obliga a la traducción y es parcialmente responsable de que los viajeros a Oriente no encuentren las palabras adecuadas para describir la realidad que visitan: “achinamiento amongolado”, leemos en Los mares de Wang (Alfaguara, 2008), de Gabi Martínez. Desde el punto de vista contrario: se trataría de una oportunidad para el neologismo. No hay duda de que los escritores viajeros en castellano han desterrado cualquier atisbo de complejo de inferioridad. Cualquier territorio se puede transcribir. Cualquier compañía intertextual es posible»