Blanca Rego nos habla de algo tan singular y fuera de lo común (incluso de la imaginación) como es el arte dirigido al sentido más olvidado, el olfato. Arte olfativo.
«Ueda crea tanto piezas olfativas como instalaciones, además de realizar talleres en los que enseña tanto a ser más consciente del sentido del olfato como a capturar los olores de nuestro entorno. Un buen ejemplo de su trabajo podría ser Aromatic Journey #1, que consiste en 11 botellitas con olores relacionados con su niñez. El funcionamiento es simple, sólo hay que agitar un poco la botella, echar unas gotitas de su contenido en un papel y oler. Quizás la ausencia de elementos sintéticos, de dispositivos difusores y demás parafernalia tecnológica tiene que ver con la sensibilidad tradicional japonesa; no olvidemos que existe una antigua ceremonia llamada Kodo —relacionada con el ikebana y la ceremonia del té— centrada en el olor del incienso.»