Sistemas de trabajo personalizados y centrados en la persona y en los que prevalezca la ética y lo compartido, empresas democráticas. Lo propugna Koldo Saratxaga, asesor o facilitador como él mismo se califica, y dice que «Estamos necesitados de ver algo que pueda cambiar el mundo».
«Habla usted de transparencia, de participación, de reparto más equitativo… ¿Se puede democratizar la empresa?
Sí, sin ninguna duda. Nosotros tenemos todas absolutamente democratizadas. De las veinte que llevamos, cuatro o cinco son cooperativas y el resto son sociedades anónimas y sociedades limitadas. Lo digo por si acaso todavía me siguen identificando con las cooperativas, porque una de las razones por las que dejé Irizar es precisamente porque el mundo cooperativo está muy bien, pero esa leyenda urbana de que por ser cooperativa las personas aportan más, son dueños y tal… es absoluta y radicalmente mentira. Yo hoy prefiero estar en sociedades anónimas que en cooperativas porque hay una ilusión mayor. Una de las cosas que primero miramos nosotros es el tiempo que se dedica a estar juntos. Cuando hablamos de ratios, de números… un aspecto prioritario para nosotros es mirar cuánto tiempo estamos reunidos, compartiendo —lo que nosotros llamamos «conviviendo experiencias»—. Eso es democratizar y compartir el proyecto. Luego cada uno tiene sus responsabilidades en equipos.»