De las curiosidades inesperadas que nos trae siempre Antonio Martínez Ron, esta es una de las que se lleva la palma: la historia del cajero automático que hay situado en pleno centro de la Antártida. Ahí es nada. El cajero automático de la base McMurdo.
«P. Claro… No hay muchos sitios donde uno pueda gastar el dinero allí, entiendo…
R. Correcto. Puede que ellos tengan, no sé… puede que un almacén de la compañía y ese tipo de cosas… de cualquier manera el dinero se recicla todo el tiempo. (…) Y el otro cajero, tenemos dos cajeros allí, solo uno está operativo a la vez. El otro está allí para que de alguna manera lo “canibalicen”, para usar las partes que necesiten para hacer que el otro vuelva a estar funcionando y operativo. Enviamos a un operario una vez cada dos años para hacer algunas reparaciones de hardware en los dos cajeros, cambiar las correas y ese tipo de cosas, poner nuevos cartuchos… Lo que hace falta pra asegurarse de que funcionen. Porque puedes imaginar que mandar a alguien allí es toda una hazaña.”»