Lo mucho, lo poco y lo tantito, el desahogo desencantado de Alfredo Herrera Patiño por el muro que supone la vieja guardia editorial. Y lo escribe un editor.
«El asunto cada día salta más a la vista, toda la discusión sobre los derechos limita, no abre mundos. Los agentes literarios quieren el monopolio y volverse ellos quienes administren toda la cadena, los editores lo mismo, las distribuidoras igual. En un mundo globalizado, como se mienta, es obsceno que el mismo libro cueste en México el doble que en España y, lo peor, que sea un arduo y doloroso camino conseguir su versión en bitios.
Libranda es horrible. Cierto agente literario es casi mi enemigo por la razón sencilla de pedir derechos para hacer 50 ejemplares, pues no creo vender más. Si desea, mencioné, puede darme los derechos sólo para la Ciudad de México. No puede hacer el libro, no puede. Por cierto, nunca menciones que su urgencia es psicológica, pues es un camino automático para cancelar cualquier contrato. Ni se quejen, por favor, de que los llamen mejicas, así y tal cual, pues no son racistas ni discriminan, agente dixit, pues tiene amigos sudacas.»