No sé si es realmente la noticia más relevante de la semana (por aquello de que hay un mundial en no sé dónde), pero estaría desde luego entre las diez primeras, sobre todo si cundiera el ejemplo. Juan Carlos Escudier nos cuenta algo Increíble pero cierto: dos políticos renuncian al coche oficial.
«Conozco a Martín Tamayo desde hace más de 15 años. Es uno de los pocos políticos por el que siento admiración personal. Le llamo. Le pillo de fin de semana con su esposa en el Puerto de Santa María, oliendo de cerca el pescaíto frito del eterno Romerijo. Añado, por si queda alguna duda, que ha ido en su coche. Me cuenta la historia: “La verdad es que desde hace más de un año estaba incómodo. Tenía con el coche de la Asamblea el ‘síndrome de la querida’ y cada vez que me montaba en el asiento de atrás no dejaba de mirar a un lado y a otro. El conductor me recogía a 300 metros de casa porque no quería ni que me vieran mis vecinos. ¡Con la que está cayendo con esto de la crisis!”.»