Matías Elián Callone nos cuenta la historia (falsa, como las mejores) de la misteriosa ninfa de los bosques que fue fotografiada en pleno desierto australiano a principio de los setenta. Un bulo a la australiana.
Las versiones sobre la aparición de una ninfa en el paisaje desértico de la llanura de Nullarbor, llegaron a los periódicos de la región de Eucla entre los años 1971 y 1972. El primer supuesto avistamiento fue realizado por cazadores de canguros: una hermosa mujer semi desnuda vivía junto a los canguros en la llanura de Nullarbor. Y lo mejor del caso, había imágenes. Una fotografía granulada mostraba a una mujer con pieles de canguro correteando entre la fauna salvaje. La historia de la extraña convivencia y las imágenes no tardaron en dar la vuelta al mundo. Los periodistas comenzaron a llegar a la ciudad de Eucla, por entonces con una población permanente de apenas 8 personas.
El bulo de la ninfa del desierto, fue una broma nacida en la mesa de un bar de Eucla, al parecer, impulsada cervezas de por medio entre varios cazadores. Entre tragos y animada conversación, surgían historias que dispararon la idea de la broma. La razón del bulo, tendría además un objetivo un tanto comercial: un cliente en deuda del hotel de Eucla, propone a su dueño saldar su factura consiguiendo “poner al hotel en el mapa del mundo”.