Pessoa en el cine. Mauricio Molina escribe sobre dos películas, de Tanner y de Wenders, sobre el poeta portugués.
«En su Historia de Lisboa de 1994 (obra que por cierto continúa la tetralogía de road movies iniciada con El estado de las cosas) Wim Wenders, a medio camino entre la ficción y el documental, cuenta la historia de un director de cine que llama a su sonidista para que lo ayude a realizar un filme en la capital de Portugal. Cuando el sonidista llega a la ciudad, el director ha desaparecido dejando tan sólo secuencias inconexas. En cierta forma el director desaparecido es como Pessoa: sólo quedan sus imágenes para comprobar su existencia. Decidido a continuar el trabajo del director, el sonidista se dedica, a lo largo del filme, a registrar los sonidos de la ciudad. Al mismo tiempo que va grabando el sonido, el protagonista asiste a un concierto de Madredeus y a lo largo del filme también pueden escucharse fragmentos de la poesía de Pessoa hasta que, en algún momento, aparece en un tranvía un hombre de sombrero, con un pequeño bigote y de gafas redondas que no es otro que el fantasma de Pessoa que deambula por la ciudad como su emblema.»