“Niños, en la calle no se juega. En la acera no se enreda”.
Marta Romás Rivas denuncia a través en este artículo que “el mensaje que social e institucionalmente se está implantando considera que un individuo de treinta kilos de peso corriendo detrás de su pelota es un ser peligroso al que hay que adiestrar. En cambio, una máquina de mil kilos surcando las calles a más de sesenta kilómetros por hora no lo es. Quien debe tener cuidado y retirarse para no causar problemas es el menor de edad, el que todavía no tiene responsabilidad civil”.
Niñ@s, ciudadan@s peligros@s. Algo se nos ha olvidado por el camino de esta modernidad de ciudades, ¿no creen?